La sublimación (artesanía) es una técnica de impresión digital que permite personalizar objetos con imágenes, fotografías o diseños. Consiste en transferir una imagen impresa en un papel especial a una superficie de otro material, como metal, plástico, madera o tela, mediante el calor y la presión. La imagen se convierte en gas y se fija al material, sin dejar residuos ni alterar su textura.
Sublimación: principales ventajas
Esta técnica tiene muchas ventajas, como que permite crear objetos únicos, exclusivos y creativos, con una gran calidad de imagen y color. Además, es una técnica rápida, fácil y económica, que no requiere de mucha maquinaria ni materiales. También es una técnica ecológica, que no genera residuos ni contamina el medio ambiente.
Cómo hacer la sublimación
El proceso de esta técnica es el siguiente: se imprime la imagen en el papel de sublimación, con la impresora y las tintas de sublimación, en modo espejo, para que al transferirla quede en el sentido correcto; se recorta el papel con la imagen, dejando un pequeño margen alrededor; se coloca el papel sobre el objeto de sublimación, con la imagen hacia abajo, y se sujeta con una cinta adhesiva resistente al calor, para que no se mueva; se introduce el objeto con el papel en la plancha de sublimación, y se ajusta el tiempo, la temperatura y la presión según el tipo de material; se espera a que termine el tiempo, y se retira el objeto de la plancha, con cuidado de no quemarse; se quita el papel del objeto, y se deja enfriar el objeto, para que la imagen se fije bien.
Sublimación: qué materiales necesito
Para realizar esta técnica se necesitan los siguientes elementos: una impresora de inyección de tinta, que sea compatible con las tintas de sublimación, que son especiales para este tipo de impresión; un papel de sublimación, que tenga una capa que permita la transferencia de la imagen al material; unas tintas de sublimación, que sean de los cuatro colores básicos: negro, cian, magenta y amarillo, con los que se puede obtener toda la gama de colores; una plancha de sublimación, que tenga una temperatura y una presión adecuadas para cada tipo de material; y unos objetos de sublimación, que tengan una capa de poliéster o un recubrimiento especial que permita la fijación de la imagen.