Cómo cultivar fresas en casa fácilmente
Las fresas son unas frutas deliciosas y saludables que podemos disfrutar en cualquier época del año. Además, son muy fáciles de cultivar en casa, incluso si no tenemos mucho espacio o experiencia. ¿Sabías que puedes cultivar fresas en casa a partir de fresas que hayas comprado? En este artículo te explicamos cómo hacerlo paso a paso. Es un proceso muy sencillo y gratificante.
Lo que necesitas (¡muy fácil!)
Para cultivar fresas en casa a partir de una fresa lista para su consumo, solo necesitas lo siguiente:
- Una fresa madura y sana, preferiblemente orgánica.
- Un cuchillo afilado y limpio.
- Un recipiente con agua.
- Unas macetas con agujeros de drenaje y sus respectivos platos.
- Sustrato para plantas de fresa, que puedes comprar o preparar tú mismo mezclando tierra, arena y compost.
- Un lugar con buena iluminación y ventilación, donde no haya heladas ni temperaturas extremas.
Paso a paso para cultivar fresas en casa. Dos métodos
A continuación te detallamos nuestra manera favorita de cultivar fresas en casa fácilmente. Te proponemos dos maneras diferentes (cultivar fresas usando las semillas y cultivarlas usando rodajas de fresa). Nuestra sugerencia es que, si nunca antes has cultivado fresas en casa, te atrevas con las dos maneras (una en cada maceta) para que, una vez terminado el proceso, puedas determinar de qué manera puedes obtener más frutos.
- Elige una fresa madura y sana, que tenga muchos puntos negros en su superficie. Sí, por ”puntos” nos referimos a las semillas de la fresa. De ellas saldrán las nuevas plantas.
- Con un cuchillo afilado y limpio, corta la superficie de la fresa en rodajas finas, de unos 2 o 3 milímetros de grosor. Nos interesa preservar la parte externa de la fresa, donde se encuentran las semillas. Procura que cada rodaja tenga al menos una semilla visible.
- Este paso es opcional, pero según el tipo y el estado de la fresa puede facilitar el proceso de cultivo. Coloca las rodajas de fresa en un recipiente con agua, y déjalas en remojo durante unas 24 horas. Esto ayudará a que las semillas se desprendan de la pulpa y germinen más fácilmente. Te recomendamos que apliques este paso sólo en unas cuantas rodajas, y que saltes al paso con 5 para el resto. Esto te permitirá valorar, una vez hayan germinado tus fresas, qué método te ha funcionado mejor (para que puedas repetirlo cuando quieras).
- Al día siguiente, escurre las rodajas de fresa y retira con cuidado la pulpa, dejando solo las semillas. Puedes ayudarte con un palillo o una pinza. Si ves que alguna semilla está blanda o enmohecida, deséchala. En caso de no aplicar el paso anterior, simplemente salta al punto 5.
- Llena unas macetas con sustrato para plantas de fresa, y humedécelo ligeramente. No lo compactes demasiado, para que el aire circule bien. Es súper importante que cultives las fresas siempre en un sustrato suelto y que no lo encharques demasiado.
- Esparce las semillas de fresa sobre el sustrato, sin enterrarlas ni apelmazarlas. En caso de no haber remojado las fresas opta, simplemente, por esparcir las rodajas de fresa, una vez cortadas en capas de fino grosor (sin desprender sus semillas) encima del sustrato. Puedes poner varias semillas por maceta, pero dejando un espacio entre ellas. En caso de las rodajas, procura dejar un espacio de 7 centímetros entre ellas. Con 6-10 trocitos de fresa en macetas pequeñas es más que suficiente.
- Coloca las macetas en un lugar con buena iluminación y ventilación, donde no haya heladas ni temperaturas extremas. Evita el sol directo, que puede quemar las semillas o secar el sustrato, pero asegúrate de que la maceta puede recibir unas 6 horas de luz diaria. Las fresas pueden crecer en espacios sombríos, pero cuando tratamos de cultivarlas por primera vez (¡y somos impacientes por ver el resultado!) lo mejor que podemos hacer es aprovechar la magia de nuestro Sol mediterráneo.
- Riega las macetas con cuidado, sin encharcar el sustrato. Puedes usar un pulverizador o una regadera con una boquilla fina. Mantén el sustrato húmedo, pero no empapado.
- En unas dos o tres semanas, empezarás a ver los primeros brotes de las plantas de fresa. Cuando tengan unas cuatro o cinco hojas, trasplántalas a macetas individuales, con más sustrato y más espacio. Sigue regándolas y cuidándolas como antes, y pronto tendrás tus propias fresas caseras. A medida que las hojas se vuelvan más robustas saldrán de ellas pequeñas flores blancas. De cada una de ellas nacerá una jugosa fresa roja. Es un proceso precioso.
- En el momento en el que empieces a ver los primeros frutos, considera la posibilidad de trasplantar la planta al suelo directamente o a un espacio destinado a tu huerto casero. Haciendo un hueco en la tierra y trasplantando la planta abriendo sus raíces al colocarla en el nuevo espacio, reaprovecha el sustrato de tu antigua maceta y añade nuevo, para que las plantas se reproduzcan y puedas disfrutar de este rico fruto prácticamente durante todo el año.
Consejos extra para cultivar fresas sabrosas en casa
Para que tus fresas crezcan sanas y sabrosas, ten en cuenta estos consejos y recomendaciones:
- Elige fresas de variedades que se adapten bien al clima y al espacio de tu zona. Por ejemplo, las fresas silvestres son más pequeñas y resistentes, pero también más dulces y aromáticas. Las fresas de jardín son más grandes y productivas, pero también más exigentes y delicadas.
- Poda las plantas de fresa regularmente, eliminando las hojas secas, enfermas o dañadas, y los estolones o tallos rastreros que salen de la planta madre. Así evitarás que se debiliten o se propaguen enfermedades o plagas.
- Abona las plantas de fresa cada dos o tres semanas, con un abono orgánico rico en fósforo y potasio, que favorece la floración y la fructificación. No uses abonos químicos ni con mucho nitrógeno, que puede provocar un exceso de hojas y poca fruta.
- Protege las plantas de fresa de las heladas, el viento, el granizo, los pájaros, los caracoles y otros posibles enemigos. Puedes usar mallas, telas, plásticos, pajotes, cáscaras de huevo, ceniza, café molido o cualquier otro método natural y ecológico que se te ocurra.
- Cosecha las fresas cuando estén maduras, de un color rojo intenso y un aroma irresistible. No las dejes demasiado tiempo en la planta, porque se pueden pudrir o atraer insectos. Disfruta de tus fresas frescas, o consérvalas en la nevera, el congelador o en mermelada.
Sencillo, ¿cierto? Anímate a practicar esta actividad fácil y gratificante, que te permitirá disfrutar de unas frutas deliciosas y saludables y a testimoniar unbonito proceso de crecimiento. Solo necesitas algunas fresas maduras, un cuchillo, un recipiente con agua, unas macetas, sustrato y un lugar adecuado. El resto déjaselo a la madre naturaleza;)
Sigue los pasos que te hemos explicado, y en poco tiempo tendrás tus propias plantas de fresa en casa. ¡Anímate a probarlo y comparte tu experiencia con nosotros! 🍓